La búsqueda de la máxima eficiencia es una constante en la acuicultura moderna. Entre los diversos indicadores de desempeño, el Factor de Conversión Alimenticia (FCA) se destaca como uno de los más críticos, ya que impacta directamente la rentabilidad de la operación. Después de todo, el alimento representa la mayor parte de los costos de producción. Por lo tanto, comprender cómo mejorar la conversión alimenticia no es solo un ajuste técnico, sino una decisión estratégica para la sostenibilidad del negocio.
Una conversión alimenticia baja significa que los animales están aprovechando al máximo los nutrientes ofrecidos, transformándolos en biomasa de forma eficiente. En contrapartida, un FCA alto indica desperdicio de alimento y, consecuentemente, de recursos financieros. Este artículo presenta ocho técnicas fundamentales para optimizar este índice en su cultivo de peces o camarones.
Antes de detallar las técnicas, es crucial solidificar el concepto. El FCA es la relación entre la cantidad de alimento suministrado y la ganancia de peso de los animales. La fórmula es simple:
FCA=Cantidad de Alimento Suministrado (kg)/Ganancia de Biomasa (kg)
El objetivo de todo productor es tener el FCA más bajo posible, idealmente cercano a 1. Esto indica que por cada kilo de alimento, el animal ganó aproximadamente un kilo de peso.
La optimización del FCA es un proceso multifactorial. De este modo, la aplicación conjunta de las siguientes prácticas resulta en mejoras significativas y consistentes.
La base de una buena conversión comienza en la elección del alimento. Alimentos de alta calidad, con ingredientes de buena digestibilidad y perfil nutricional adecuado para cada especie y fase de vida, son esenciales. Además, el almacenamiento correcto, en un lugar seco y aireado, evita la pérdida de nutrientes y la proliferación de hongos, garantizando que el producto mantenga sus características originales.
Suministrar la cantidad correcta de alimento, distribuida en porciones a lo largo del día, mejora el aprovechamiento por el sistema digestivo de los animales. La utilización de alimentadores automáticos puede aumentar la eficiencia, ya que estandariza los horarios y las cantidades, reduciendo el desperdicio y el estrés alimenticio.
Parámetros de agua fuera del ideal causan estrés en los animales, que consecuentemente reducen el consumo de alimento o no lo metabolizan correctamente. Niveles bajos de oxígeno disuelto, por ejemplo, disminuyen drásticamente el apetito. De la misma forma, picos de amoníaco y nitrito afectan la salud y, por consiguiente, la capacidad de conversión.
Animales enfermos o parasitados desvían energía, que sería utilizada para el crecimiento, para combatir los patógenos. Consecuentemente, el apetito disminuye y la conversión alimenticia empeora. Un programa robusto de bioseguridad no es un costo, sino una inversión directa para mejorar la conversión alimenticia y proteger la producción.
Estanques superpoblados generan competencia excesiva por el alimento y aumentan el estrés social. Esta condición no solo perjudica el bienestar animal, sino que también lleva a una conversión alimenticia menos eficiente, ya que no todos los individuos logran alimentarse adecuadamente.
El uso de tablas de alimentación, suministradas por los fabricantes de alimento o desarrolladas por técnicos, es un punto de partida crucial. Estas tablas deben ajustarse en función de la temperatura del agua y, principalmente, de las observaciones de consumo y los resultados de las biometrías.
La realización de biometrías periódicas es fundamental. Sin saber el peso promedio y la biomasa total del estanque, es imposible calcular la cantidad correcta de alimento a suministrar. Ajustar la oferta de alimento con base en datos reales de crecimiento evita tanto la subalimentación, que retrasa el ciclo, como la sobrealimentación, que eleva el FCA y deteriora la calidad del agua.
La elección de postlarvas o alevines de buena procedencia genética es un factor determinante. Animales genéticamente superiores tienden a presentar tasas de crecimiento más rápidas y, inherentemente, una mejor capacidad para convertir el alimento en masa corporal.
Controlar todas estas variables manualmente puede ser complejo y propenso a errores. Es en este punto donde la tecnología se convierte en una aliada indispensable. Softwares de gestión permiten al productor registrar y analizar datos de forma centralizada.
Con un sistema de gestión, es posible:
En resumen, la decisión de mejorar la conversión alimenticia pasa por la adopción de buenas prácticas de manejo y por el uso inteligente de datos. Al integrar tecnología a la gestión diaria, el productor transforma información en acciones precisas, optimizando costos y maximizando la productividad de su granja.