Para nosotros, los productores, el éxito de una granja de camarones o peces depende de mucho más que solo un buen manejo y agua de calidad. El juego del mercado exige que juguemos limpio y, para ello, entender la legislación de acuicultura en Brasil es fundamental. Puede parecer un «coco», pero la regularización de tu operación es una inversión en la seguridad y la credibilidad de tu negocio aquí en Ceará, así como en todo el Nordeste. Estar al día con las leyes para la camaronicultura y piscicultura no solo evita dolores de cabeza, sino que también abre puertas a nuevas oportunidades.
En el escenario brasileño, la regulación de la acuicultura pasa por dos grandes actores. El primero es el MAPA (Ministerio de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento), responsable de las normas de producción, sanidad y trazabilidad. El segundo, y no menos importante, son los órganos ambientales estatales o federales (como el IBAMA), que cuidan del licenciamiento ambiental de la acuicultura. Ambos trabajan para garantizar que nuestra actividad sea sostenible, segura y responsable.
La principal norma que regula nuestro sector es la Ley nº 11.959/2009, conocida como la Ley de Pesca. Ella establece las directrices para la política nacional de pesca y acuicultura, definiendo reglas para el uso sostenible de los recursos acuícolas, la protección de los ecosistemas y el ordenamiento de la producción. Es a partir de ella que otras normas y portarías son creadas para detallar cómo debemos operar.
El licenciamiento ambiental es, sin duda, el punto más crítico y detallado del proceso de regularización. Él es obligatorio para la mayoría de las operaciones y evalúa los potenciales impactos ambientales de tu granja. El proceso generalmente involucra tres etapas: la Licencia Previa (LP), que aprueba la viabilidad del proyecto; la Licencia de Instalación (LI), que autoriza la construcción; y la Licencia de Operación (LO), que permite el inicio de la producción. Estar con la LO en manos es la prueba de que tu granja atiende a todas las normas para piscicultura y camaronicultura.
Además del licenciamiento ambiental, el registro de tu unidad de producción en el MAPA es una exigencia legal consolidada por la Portaría Interministerial nº 4/2020. Ese registro es esencial para el control sanitario y la formalización de tu actividad. Es él que atesta tu condición de productor y permite que tu producción sea rastreada y validada, lo que es fundamental para acceder a mercados más exigentes, como el de exportación.
Nosotros sabemos que el proceso de regularización puede demandar tiempo e inversión. Pero, entre nosotros, productores, el retorno es gigantesco. Una granja regularizada gana acceso a líneas de crédito específicas, puede participar de programas gubernamentales de fomento y, más importante, se diferencia en el mercado. La trazabilidad y el compromiso con las buenas prácticas de acuicultura no son más un diferencial, sino un requisito para quien busca sostenibilidad y éxito a largo plazo.
En resumen, la regularización de tu granja de acuicultura no debe ser vista como una burocracia, sino como una estrategia de negocio. Es lo que transforma una operación en un emprendimiento sólido y preparado para el futuro. Un productor moderno no solo entiende de manejo y nutrición, sino que también conoce sus responsabilidades y las usa para fortalecer su marca y garantizar su posición en el mercado aquí en el pujante sector de la acuicultura del Nordeste.