En la camaronicultura de hoy, siempre estamos buscando cómo ser más eficientes y ganar más. Pero a veces, muchos productores se enfocan solo en lo que sacan en la cosecha y a qué precio venden, y se olvidan de un dato clave para que el negocio esté sano: cuánto les cuesta realmente producir cada kilo de camarón. Saber este número al detalle no es solo hacer cuentas, es tener una herramienta poderosa para tomar mejores decisiones, invertir bien y asegurar que la camaronera funcione bien a largo plazo.
Si no controlamos bien los costos, podemos pensar que estamos ganando más de lo que es verdad. Una finca puede sacar un montón de camarón por hectárea, pero si los gastos en balanceado, luz y mano de obra están por las nubes, la ganancia puede ser mínima o incluso no existir. Calcular el costo por kilo (/kg) nos muestra qué tan eficiente es el ciclo de producción y nos sirve como un termómetro para ver cómo va la gestión del negocio.
Para calcular el costo por kilo con exactitud, es fundamental desglosar todos los gastos que se meten en el ciclo de producción. Estos costos los podemos dividir en dos grupos principales: costos variables y costos fijos.
Costos Variables: Son aquellos que cambian según la cantidad de camarón que producimos. El más grande de todos es el balanceado, que normalmente se lleva entre el 50% y el 60% del costo total. Otros costos variables incluyen:
Custos Fijos: Son los gastos que la finca tiene, sin importar cuánto camarón produzca. Aquí entran:
No basta con solo enlistar los costos. Uno de los mayores retos para ser bien exactos en el cálculo es el prorrateo de costos. Esto significa cómo distribuimos de forma proporcional los gastos que no son solo de una piscina o de un solo ciclo. Muchos costos fijos, e incluso algunos variables, se comparten en toda la operación. Por ejemplo, ¿cómo asignamos el sueldo del administrador de la camaronera, la depreciación de un tractor que se usa en todas las piscinas, o una compra grande de cal que se usará en varios meses?
Si le asignamos estos costos a un solo ciclo, la cuenta de rentabilidad se va a distorsionar por completo. La técnica del prorrateo resuelve esto distribuyendo esos gastos entre los diferentes centros de costo (las piscinas que están en producción) usando criterios lógicos. Los criterios más comunes para prorratear son:
Hacer el prorrateo de forma correcta y consistente es fundamental. Sin esto, un ciclo puede parecer muy rentable solo porque coincidió con un mes de menos gastos generales, escondiendo ineficiencias en el manejo y llevándonos a conclusiones equivocadas sobre el rendimiento real.
Controlar todos estos componentes de costo, y más aún haciendo el prorrateo a mano, es una tarea súper complicada y fácil de errores. Aquí es donde la tecnología se vuelve indispensable. Softwares de gestión especializados, como Despesca, están diseñados para manejar toda esta complejidad de forma automática y precisa.
Con un sistema de gestión robusto, el productor puede configurar reglas de prorrateo para los gastos compartidos. Al registrar un costo, como la planilla de sueldos o la factura de luz de la oficina, el sistema lo distribuye automáticamente entre los ciclos activos, siguiendo los criterios que ya se definieron (por ejemplo, por área). Esto asegura que el costo por kilo de cada piscina refleje con exactitud su parte de los gastos totales de la camaronera. Esta función elimina las adivinanzas y nos da una base de datos confiable para comparar y analizar el rendimiento.
Saber el costo real por kilo, calculado con precisión a través de un prorrateo correcto, cambia por completo la forma de manejar la camaronera. Con esta información en mano, el productor puede:
En un mercado tan competitivo, la gestión basada en datos precisos ya no es un extra, sino una obligación. Herramientas como Despesca, que automatizan el cálculo y el prorrateo de costos, le dan al camaronero las herramientas para tener el control total de su operación, transformando los datos en mayor rentabilidad.